Las Capitulaciones

La jugada maestra final de Santángel es llevar a Colón a la tienda de los Reyes Católicos en el campamento militar de Santa Fé, en la vega de Granada, a tiro de cañón del palacio musulmán de la Alhambra. El rey Boabdil rinde la ciudad el 2 de enero de 1492. Colón llega al campamento en medio de la euforia cristiana. Humilde como nunca antes se ha presentado, se arrodilla ante Isabel, renuncia a la mayoría de lo que él considera sus derechos, y solo obtiene la autorización real para viajar hacia Occidente (“hasta encontrar la Ruta de las Indias”) en nombre de Castilla, junto con tres barcos y un vago reconocimiento como Almirante de la Mar Océana. Evidentemente, esa supuesta búsqueda del camino por poniente hacia las Indias era el subterfugio que encubría el verdadero propósito de Colón y de Santángel, propósito que probablemente jamás llegó a conocer

Isabel, y quizá tampoco Fernando.

Los aliados políticos de Colón también pagaron un alto precio: Fernando renunció a todos los derechos políticos y económicos sobre lo que se descubriera y conquistara en el curso de la expedición, que redundaría en beneficio exclusivo de Isabel y de Castilla. Por ese motivo aragoneses y catalanes no podrán ir a América hasta finales del siglo XVIII, cuando Carlos III levantará la prohibición.

A todos estos pactos se les llama las Capitulaciones de Santa Fé, y se firmaron el 17 de abril de 1492. Colón, que probablemente quiso ser rey de los judíos que fueran llevados a América, o al menos su máximo gobernante terminó aceptando un papel subordinado como gobernador bajo la autoridad de Isabel de Castilla.

El posibilismo había obligado a Colón y Santángel a aceptar que una vez explorada y poblada, la Tierra Prometida sería una colonia de la España que se estaba creando bajo el liderazgo de Castilla, y no el Reino de Judá restablecido sobre la Tierra como ellos pretendieron. Pero el proyecto, aunque mermado políticamente, todavía era viable, así que los preparativos se pusieron en marcha de inmediato; el tiempo apremiaba, porque la expulsión de los judíos de todos los territorios donde reinaban los Reyes Católicos –su siguiente empresa, una vez tomada Granada-, pronto tuvo fecha.

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