Negociaciones

Luis de Santángel era un judeoconverso aragonés. Su cargo en la Corte de Fernando el Católico era jefe de recaudación de impuestos (el de recaudador por cuenta del rey era un típico oficio judío en los reinos de la España medieval). Su poder era inmenso. Además, como comerciante por cuenta propia poseía una fortuna enorme. Santangel era con seguridad judaizante, como probablemente también lo debía ser Colón; es decir, cristianos aparentes, seguían, practicando el judaísmo más o menos en secreto, a pesar de que en Aragón la libertad de cultos era más amplia y el trato a los judíos mejor que en Castilla. Santángel, que es un hombre perfectamente informado, sabe que los castellanos están apretando hacia la liquidación de los pequeños Estados peninsulares fuera de la alianza entre catalano-aragoneses y castellanos (el reino moro de Granada y la Navarra escorada hacia Francia), la anexión de Portugal

(que se producirá en tiempos de Felipe II, nieto de los Reyes Católicos), y la fusión política y jurídica entre Castilla y Catalunya-Aragón bajo el mando castellano. Sabe también que los curas y frailes castellanos atizan hacia la unidad religiosa, y que por tanto se avecinan malos tiempos para los judíos públicos o enmascarados (muy pronto comenzará a funcionar la Inquisición). Santángel probablemente ya no esperaba ningún Mesías, pero si debía seguir creyendo en la Tierra Prometida que pudiera acoger a todos los judíos en peligro: sólo había que partir a encontrarla.

Es en ese contexto en el que Colón habla con Santángel y ambos se dan cuenta de que sus respectivos proyectos pueden fundirse en uno solo. Colón quiere “descubrir”

y gobernar un continente entero, que él sabe que existe porque ya lo ha visitado; necesita pobladores, súbditos para ese reino que ambiciona. Santángel, por su parte, quiere trasladar a los judíos de la Península Ibérica a una Tierra Prometida que verdaderamente mane leche y miel, es decir una tierra acogedora y feraz, que sin duda identificará enseguida con la que Colón le describe como conocida por él: una tierra de vegetación exhuberante, atravesada por grandes ríos, rica en toda clase de recursos y casi despoblada de hombres. Esa tierra corresponde muy probablemente a la costa brasileña, la más cercana de América desde la costa africana y desde las Canarias.

Santángel no solo presenta a Colón en la Corte de Zaragoza y le facilita acceso directo al rey Fernando, sino que se compromete con Colón a financiar en parte y gestionar el resto de contribuciones económicas necesarias para realizar un primer viaje de exploración. En Zaragoza todo son facilidades. Lo peor vendrá después, cuando Colón deba tratar con el entorno de la reina Isabel en Castilla: a Colón los cortesanos castellanos lo maltratan por judío y por catalano-aragonés (en tanto que mallorquín), y lo consideran un charlatán de feria. En los domi

catalano-aragoneses. Pasan los años, y Colón se desespera. Santángel sigue trabajando pacientemente en la sombra.

Durante este tiempo Colón da vueltas por Andalucía, se ha casado por segunda vez y ya tiene dos hijos. No posee nada, y de hecho termina por vivir de prestado en el monasterio de La Rábida, acogido a la hospitalidad de sus amigos frailes. Seguramente en esa época traba conocimiento con algunos marineros andaluces que le acompañarán en su primer viaje. Probablemente fue entonces también cuando conoció a los hermanos Pinzón, dos marinos experimentados y con mucho prestigio en toda la costa andaluza, que serán decisivos a la hora de reclutar tripulaciones para los barcos de la primera expedición. Los Pinzones eran judeoconversos, y no sería nada extraño que quien se los presentara a Colón fueran los frailes de La Rábida.

nios castellanos solo le apoyarán desde el principio un puñado de frailes del monasterio andaluz de La Rábida…..que naturalmente, son judeoconversos. El momento es malo, porque los cristianos están cercando la ciudad de Granada para liquidar el último Estado musulmán en la Península Ibérica; las prioridades por tanto, no contemplan viajes marítimos, en los que además los castellanos carecen de experiencia y gusto por ellos, a diferencia de los

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